EXOLORACIÓN DEL ABDOMEN


Como muchos de nombres en la medicina (huesos, células, enzimas, etc.) las maniobras y técnicas de exploración del cuerpo humano son nombradas algunas veces en honor a aquel que las ideo o descubrió. A esta manera de nombrarlas en honor a alguien en específico se le conoce como epónimos

PUNTOS

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Punto de Mac Burney: Se corresponde con el centro de la línea que va desde el ombligo a la espina ilíaca anterosuperior derecha.

Punto de Lanz: Esta ubicado en la línea bi-iliaca, en la unión del tercio externo derecho con el medio. Ambos son de importancia diagnostica en apendicitis aguda.

Punto de Morris: También llamado punto celiaco derecho. Ubicado 1/3 medio línea desde el ombligo hasta la espina iliaca antero inferior. Al unirse a los puntos anteriores, obtenemos el triángulo apendicular 

Punto Cístico: Es la unión del reborde costal derecho con el borde externo del músculo recto, es doloroso especialmente en la colecistitis aguda.

Punto de Mayo Robson: En la línea que va desde el pezón derecho al ombligo en la unión del tercio inferior con el medio, doloroso en la patología vesicular.

Punto de Gordi Grau: También llamado punto subpubian
  1. Enfermo con el abdomen relajado.
  2. El índice extendido de la mano derecha del médico recorre, en sentido descendente, el surco inguinal hasta alcanzar el nivel del conducto subpubiano por donde emerge el nervio obturador. La maniobra se realiza en ambos lados.
  3. Se provoca un vivo dolor cuando el apéndice se encuentra enfermo

SIGNOS

Signo de Courvoisier-Terrier Es la distensión vesicular que permite su visualización o palpación. Se produce cuando se enclava un cálculo en el cístico (hidropesía vesicular) o cuando existe una obstrucción maligna a nivel del colédoco. En este último caso se acompaña de ictericia.
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 Signo de Gray-Turner (Halsted) Se refiere a equimosis del flanco izquierdo, por lesión capilar y déficit del complejo protrombinico. Es un signo de pancreatitis necro hemorrágica y hepatopatías

Signo de Cullen Son manchas debido a equimosis periumbilicales por lesión capilar y déficit del complejo protrombinico. Es un signo de pancreatitis necro hemorrágica y hepatopatías.
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Signo de Psoas (McKessack-Leitch)
  1. Colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo, con los muslos flexionados
  2. Extender el muslo hacia atrás, con presión en el punto de McBurney

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Signo de Blumberg Se investiga comprimiendo con los dedos el abdomen en la región de la fosa ilíaca derecha; al retirarla bruscamente el paciente manifiesta dolor. Es un signo de reacción peritoneal a nivel del apéndice, aunque no es patognomónico.

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Signo de Brittain: La palpación del cuadrante inferior derecho del abdomen produce la retracción del testículo del mismo lado en las apendicitis gangrenosas

Signo de Chase: Dolor en la región cecal provocado por el paso rápido y profundo de la mano, de izquierda a derecha, a lo largo del colon transverso, a la vez que se oprime el colon descendente.

Signo de Donnelly: Dolor por la compresión sobre y por debajo del punto de McBurney, estando la pierna derecha en extensión y aducción (en las apendicitis retrocecales)

 Signo de Dunphy: Incremento del dolor en la Fosa iliaca derecha al toser 

Signo de Jacob: En la apendicitis aguda la fosa iliaca izquierda no es dolorosa a la presión profunda de la mano, pero si al retirar bruscamente esta (se produce un dolor intenso).

Signo de Rovsing: La presión en el lado izquierdo sobre un punto correspondiente al de McBurney en el lado derecho, despierta dolor en este (al desplazarse los gases desde el sigmoides hacia la región ileocecal se produce dolor por la distensión del ciego).

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Signo de Jorbet: Es la desaparición de la matidez hepática; signo de aire libre por perforación de una víscera hueca

Signo de Morgagni
  1. Paciente de cubito supino
  2. Se percute el flanco y se palpa en el flanco que no se está percutiendo, oprimiendo la línea media

 Signo de chutro: Es la desviación del ombligo hacia la derecha y evidencia en un abdomen agudo el compromiso apendicular (Apendicitis). En ocasiones el enfermo encama presenta una semiflexión del muslo sobre la pelvis, siendo imposible su extensión completa. Suele ser una traducción de una contractura del psoas iliaco, provocada por una lesión de vecindad, generalmente de origen inflamatorio como una apendicitis retrocecal o perisigmoiditis diverticular.

Signo de Aaron: Sensación de dolor en el epigastrio o en la región precordial por la presión en el punto de McBurney.

Signo de Murphy Muestra inspiraciones interrumpidas por dolor. Se trata de un punto doloroso a la presión en el borde extremo del recto abdominal derecho y reborde costal.

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Signo de beever Consiste en el ascenso del ombligo cuando, estando el enfermo en decúbito dorsal, se le hace elevar la cabeza. Evidencia la parálisis de la X y XI raíz dorsal, las cuales inervan la región inferior de la pared abdominal. El ombligo se presenta descendido en la cirrosis hepática con ascitis y ascendido en el embarazo o en un gran quiste de ovario.

MANIOBRAS

Maniobra de Haussman También llamada signo del Psoas
  1. Elevar el miembro inferior derecho en posición extendid
  2. Presionar el punto de McBurney, esto intensifica el dolor 

Maniobra de Glenard

Es otra técnica de exploración renal, limitada en adultos preferible en niños
Fue descrita para descubrir las ptosis y clasificarlas en grados. Se describen tres tiempos: acecho, captura y escape.
  • Acecho 
Se coloca la mano izquierda (si se pretende palpar el lado derecho) de manera que el borde superior del dedo del medio quede por debajo y paralelo a la duodécima costilla, llegando su extremo hasta el límite con la masa sacrolumbar derecha. El pulgar se deja por delante, en oposición al dedo del medio, formando con él una especie de pinza.
La mano derecha, con los dedos excepto el pulgar  alineados y dirigidos hacia arriba y afuera en el flanco derecho, va ejerciendo presión en puntos sucesivos, de abajo arriba, a lo largo de una línea que va del apéndice xifoides a la mitad del pliegue inguinal. La finalidad de esta mano es oponerse al desplazamiento lateral del riñón, impedir que su polo caiga hacia dentro y arriba, y llevarlo afuera, de manera que pueda ser capturado entre la pinza formada con la mano izquierda
  • Captura.
Durante la inspiración el riñón palpable sobrepasa la pinza digito-pulgar, la cual lo captura  en la apnea post-inspiratoria. Si esto no se produce no existe una verdadera ptosis.
  • Escape 
En la espiración el riñón se escapa de la pinza digital, moviéndose hacia arriba o se mantiene fijo por la pinza, lo que es frecuente en la ptosis renal.





Maniobra del Flanco de Piulachs o de pinzamiento del flanco: Signo de Jacob:
En la apendicitis aguda la fosa iliaca izquierda no es dolorosa a la presión profunda de la mano, pero si al retirar bruscamente esta (se produce un dolor intenso).

 Método de Brugsch
Se colocan los dedos de la mano derecha ligeramente flexionados hacia arriba, debajo del lugar presunto del borde hepático; durante la inspiración el hígado empuja a los dedos y se aprovecha este método para llevar el borde hepático hacia arriba; al desplazar los dedos en esa dirección se nota el resalto que produce el borde hepático inferior.

 Procedimiento de Gilbert
El medico se ubica a la derecha del paciente y coloca ambas manos en la fosa ilíaca derecha tocándose por los pulpejos de los dedos pero divergiendo por los talones, de tal manera que el eje de la mano derecha se encuentre perpendicularmente al reborde costal y el eje de la mano izquierda paralelo al mismo. Mientras el paciente respira lentamente, se comienza la palpación en la fosa ilíaca derecha efectuando pequeños y rápidos movimientos para deprimir la pared abdominal, ascendiendo sucesivamente hasta alcanzar la resistencia que ofrece el hígado; es en este momento que se solicita al enfermo que efectúe respiraciones amplias, percibiendo entonces el descenso del borde del hígado.

Procedimiento de Mathieu
El medico se coloca a la derecha del paciente, mirando hacia sus pies; coloca las dos manos, una al lado de la otra, en forma de gancho, y trata de enganchar de esa manera el borde hepático que se mueve durante los movimientos respiratorios.

Procedimiento de Chauffard
Es muy útil cuando el hígado rebasa el reborde costal, y nunca debe omitirse en estas circunstancias. El hígado puede rebasar el reborde costal tanto por aumento de su volumen como por hallarse desplazado. Este método consiste en colocar la mano izquierda del médico, transversalmente en el espacio posterior costo iliaco derecho, imprimiendo con pequeñas flexiones de los extremos de los dedos, breves, bruscas y sucesivas sacudidas hacia adelante a todo el plano muscular, desplazando al mismo tiempo al hígado cuando se encuentra aumentado de tamaño. La mano derecha actúa pasivamente recibiendo el impacto; comienza en la fosa ilíaca derecha, con los dedos en dirección cefálica, donde percibe la sensación de peloteo y, de no apreciarlo, asciende gradualmente hasta recibir la sensación de choques o llegar al reborde costal. En la modificación al método propuesto por Royer, el peloteo se provoca colocando la mano izquierda bajo las últimas costillas en lugar de hacerlo en la región lumbar.

Técnica de Chiray
Usado cunado existe mucha grasa o tensión abdominal.
  •      Colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo con los muslos flexionados
  •      Se busca el signo de Murphy por enganche

Maniobra de Giordano:
Consiste en la percusión de la zona de la baja espalda a la altura de los riñones, ponen una mano sobre la espalda y pegan con la otra, si existe dolor y se refleja es que tienes problemas renales. Si no existe dolor el signo de Giordano es negativo

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Técnica de Guyón
Es una técnica para exploración renal, se lleva a cabo de la siguiente manera:
  1. Sujeto acostado boca arriba, relajado
  2. El médico sentado del mismo lado del riñón que explore. Coloque en la región lumbar del examinado su mano izquierda, si se trata de palpar el riñón derecho, con la extremidad delos dedos a 5 ó 6 cm de la línea media, de manera que quede sobre la fosa renal y ejerza contra ella una presión moderada y constante.
  3. La mano derecha se coloca en la pared anterior, por debajo del reborde costal, sobre el límite externo del recto anterior de ese lado
  4. Los dedos deben quedar en un plano paralelo a la pared abdominal, el médico hace la presión con la yema de los mismos, no con la punta, y los mantiene erectos, haciendo los movimientos necesarios a expensas de la articulación metacarpo-falángica; la mano derecha debe ir profundizándose hacia la pared posterior, impulsando los dedos solo en las inspiraciones hasta llegar a palpar, el riñón de ese lado, cuando está descendido o aumentado.
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Técnica de Goelet
El examinado parado sobre el miembro inferior contrario al lado que se va apalpar, y el otro miembro descansa, flexionado, sobre una silla, a fin de relajar el abdomen. El procedimiento es bimanual, con una mano en la zona lumbar y la otra en el abdomen, en acecho inspiratorio del riñón

Bibliografía 

Abreu, L. Fundamentos del Diagnóstico. (2002). Méndez Editores.Décima edición. México, DF. pp. 399-463.

Seidel, H.; Ball, J.;  Dains, J.; Flynn, J.; Solomon, B.; stewart, R. Guía Mosby de Exploración Física. (2011). Elsevier. Séptima Edición. España, Barcelona. pp.150-175.
Colelitiasis

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La colelitiasis es la presencia de uno o varios cálculos (litiasis vesicular) en la vesícula biliar.

Fisiopatología

La arenilla biliar suele ser precursora de los cálculos biliares y está formada por bilirrubinato de Ca (polímero de la bilirrubina), microcristales de colesterol y mucina

La arenilla biliar se desarrolla durante la estasis vesicular, como en el embarazo o en pacientes que reciben nutrición parenteral total. La mayor parte de los pacientes con arenilla biliar no presentan síntomas y ésta desaparece cuando el trastorno primario se resuelve. En forma alternativa, la arenilla puede evolucionar hacia la formación de cálculos o migrar a las vías biliares, con obstrucción de los conductos y producción de cólicos biliares, colangitis o pancreatitis.

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Hay varios tipos de cálculos biliares.
  • Los cálculos de colesterol son responsables de > 85% de los cálculos en el mundo occidental. El exceso de colesterol debe precipitar en la solución en forma de microcristales sólidos. Esta precipitación en la vesícula biliar se acelera en presencia de mucina, que es una glucoproteína, o de otras proteínas presentes en la bilis.
  • Los cálculos de pigmento negro son cálculos pequeños y duros formados por bilirrubinato de Ca y sales de Ca inorgánicas (p. ej., carbonato de Ca, fosfato de Ca). Los factores que aceleran el desarrollo de los cálculos son la hepatopatía alcohólica, la hemólisis crónica y la edad avanzada.
  • Los cálculos de pigmentos marrones son blandos y ricos en grasas y están formados por bilirrubinato y ácidos grasos (palmitato o estereato de Ca). Estos cálculos se forman durante las infecciones, la inflamación y la infestación por parásitos (p. ej., trematodos hepáticos en Asia).

Los cálculos biliares crecen a una velocidad de entre 1 y 2 mm/año y tardan entre 5 y 20 años para alcanzar un tamaño suficiente que pueda ocasionar problemas. La mayoría de los cálculos se forman dentro de la vesícula biliar, pero los de pigmentos marrones se moldean en los conductos. Los cálculos biliares pueden migrar hacia el conducto biliar después de la colecistectomía o, sobre todo los cálculos de pigmento marrón, pueden desarrollarse detrás de estenosis como consecuencia de la estasis y de la infección.

Signos y síntomas

En ocasiones, los cálculos atraviesan el conducto cístico sin causar síntomas. No obstante, la migración de la mayoría de los cálculos produce obstrucción del conducto cístico que, aunque sea transitoria, desencadena un cólico biliar. El cólico biliar comienza en forma típica en el cuadrante superior derecho del abdomen, pero puede localizarse en cualquier sitio del abdomen. Con frecuencia, puede circunscribirse con dificultad, en particular en los pacientes diabéticos y en los adultos mayores.

El dolor podría irradiar a la espalda o el brazo. Los episodios se establecen en forma súbita, se intensifican entre 15 minutos y 1 hora después del comienzo, mantienen una intensidad estable (sin cólicos) durante hasta 12 horas (en general, < 6 horas); luego desaparecen de manera gradual durante 30 a 90 minutos y dejan un dolor sordo. También pueden experimentarse náuseas y vómitos en forma frecuente, pero sin fiebre ni escalofríos salvo que se desarrolle colecistitis.
Aunque el cólico biliar puede comenzar tras una comida pesada, los alimentos ricos en grasas no se consideran un factor desencadenante específico.

Diagnóstico

Ecografía

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La litiasis vesicular se sospecha en pacientes con cólicos biliares. La ecografía abdominal es el método de elección para detectar los cálculos biliares, con una sensibilidad y una especificidad del 95%. La ecografía también muestra con exactitud la arenilla biliar. La ecografía por vía endoscópica detecta con gran sensibilidad los cálculos pequeños (< 3 mm) y podría ser necesaria si los resultados de las demás pruebas son controversiales.

La tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM) y la colecistografía oral pueden considerarse procedimientos alternativos.  

Las pruebas de laboratorio no suelen ser útiles y, en forma típica, son normales excepto cuando se desarrollan complicaciones.

Tratamiento

Para los cálculos sintomáticos: colecistectomía laparoscópica o a veces disolución de los cálculos utilizando ácido ursodesoxicólico.


Para los cálculos asintomáticos: Conducta expectante.


Bibliografía 

V. Moreira y F. Ramos Zabala. Litiasis biliar. (2005). SciELO, Revista Española de enfermedades digestivas. vol.97 no.10 Madrid.

Manual MSD: Colelitiasis. (visistado por última vez: 30 de noviembre del 2017). De: http://www.msdmanuals.com/es-mx/professional/trastornos-hepáticos-y-biliares/trastornos-de-la-vesícula-biliar-y-los-conductos-biliares/colelitiasis

Abdominal Ultrasound
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¿Qué es una ecografía abdominal?
Una ecografía (o ultrasonido) abdominal es un procedimiento que se usa para evaluar los órganos y las estructuras que están dentro del abdomen. Estas incluyen el hígado, la vesícula, el páncreas, los conductos biliares, el bazo, los riñones y la arteria aorta abdominal. El ultrasonido le permite a su proveedor de atención médica ver con facilidad los órganos y las estructuras abdominales desde el exterior del cuerpo. El ultrasonido se puede usar también para evaluar la circulación de la sangre a los órganos abdominales.
Un ultrasonido abdominal usa una sonda de mano que se llama transductor. Este envía ondas sonoras ultrasónicas a una frecuencia demasiado alta como para ser oída. Cuando el transductor se coloca sobre el abdomen en determinados lugares y ángulos, las ondas sonoras atraviesan la piel y otros tejidos del cuerpo hasta llegar a los órganos y las estructuras internas. Las ondas sonoras rebotan en los órganos como un eco y regresan al transductor. Este recibe las ondas reflejadas, que se convierten en una imagen electrónica de los órganos.
Los diferentes tipos de tejidos del cuerpo afectan la velocidad de desplazamiento de las ondas sonoras. El sonido se desplaza más rápido por el tejido óseo y se mueve más lento por el aire. Según la velocidad de regreso de las ondas sonoras y la proporción de la onda que regresa, el transductor interpreta que se trata de distintos tipos de tejido.
Antes del procedimiento, se aplica un gel transparente a base de agua sobre la piel. Este le permite al transductor moverse con suavidad sobre la piel. También ayuda a apartar cualquier volumen de aire que esté entre la piel y el transductor.
El ultrasonido se puede usar también para evaluar la circulación de la sangre dentro del abdomen. El transductor de ultrasonido que hace este trabajo contiene una sonda Doppler. Esta evalúa la velocidad y la dirección del flujo sanguíneo en los vasos sanguíneos haciendo que las ondas sonoras se vuelvan fáciles de oír. La intensidad de las ondas sonoras indica el índice de circulación de la sangre dentro de un vaso sanguíneo. La ausencia o la debilidad de esos sonidos puede indicar que existe un bloqueo del flujo sanguíneo.
¿Por qué podría necesitar una ecografía abdominal?
Este estudio se puede usar para evaluar el tamaño y la ubicación de órganos y estructuras del abdomen. También se puede emplear para determinar si en el abdomen existen afecciones como, por ejemplo:
  • Quistes (acumulaciones de líquido)
  • Litios
  • Tumores
  • Abscesos (acumulación de pus)
  • Bloqueos
  • Acumulación de líquido
  • Coágulos en vasos sanguíneos
  • Infección
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Una ecografía puede medir el tamaño de la aorta abdominal. Es posible que esto se haga para detectar un aneurisma aórtico (aglobamiento y debilitamiento del vaso sanguíneo).Con un ultrasonido también se pueden encontrar cálculos en la vesícula, los riñones y los uréteres.
Una ecografía abdominal se puede utilizar para guiar agujas que se usan para realizar una biopsia (extracción de un trozo de tejido del abdomen para realizar pruebas) o para vaciar líquido de un quiste o absceso.


Intervencionismo guíado con US
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Ciertos factores o estados pueden interferir con los resultados de la prueba. Por ejemplo:
  • Obesidad grave
  • Bario dentro de los intestinos debido a un procedimiento reciente con esta sustancia
  • Gases en los intestinos
¿Cuáles son los riesgos y beneficios de una ecografía abdominal?
RIESGOS
No se emplea radiación y, en general, no sentirá molestias cuando se le aplique el transductor de ultrasonido sobre la piel. La ecografía se puede usar de forma segura durante el embarazo o en personas que tienen alergias a la tintura de contraste, porque no se emplean ni radiación ni material de contraste.
BENEFICIOS
  • La exploración por ultrasonido no es invasiva (sin agujas o inyecciones).
  • Ocasionalmente, un examen por ultrasonido puede resultar incómodo en forma temporaria, pero no debería causar dolor.
  • El ultrasonido es un método que se encuentra ampliamente disponible, es fácil de utilizar y es menos costoso que otros métodos por imágenes.
  • Las imágenes por ultrasonido son extremadamente seguras y no utilizan radiación ionizante.
  • La exploración por ultrasonido proporciona una imagen clara de los tejidos blandos que no se visualizan bien en las imágenes de rayos X.
  • El ultrasonido proporciona una imagen en tiempo real, por lo que es una buena herramienta para guiar procedimientos de invasión mínima tales como las biopsias por aspiración y las aspiraciones con aguja.
Procedimiento
Este ultrasonido se puede hacer en forma ambulatoria o durante su internación en un hospital. Los procedimientos pueden variar según su afección y la forma de trabajo de su proveedor de atención médica.
Por lo general, una ecografía abdominal sigue este proceso:
  1. Se le pedirá que se quite la ropa, las joyas u otros objetos que puedan interferir con el procedimiento.
  2. Si le piden que se quite la ropa, le entregarán una bata para que se ponga.
  3. Se acostará sobre una camilla. Se acomodará de costado o boca arriba, según la zona específica del abdomen que se examinará.
  4. Se le colocará sobre la piel de su abdomen un gel transparente a base de agua.
  5. Se presionará el transductor contra la piel y se lo moverá sobre la zona que se esté estudiando.
  6. Si se está evaluando la circulación de la sangre, es posible que usted oiga un soplido cuando se esté usando la sonda Doppler.
  7. Cuando se haya terminado el procedimiento, se quitará el gel de la piel.
Si bien el procedimiento de ecografía abdominal en sí no causa dolor, tener que permanecer quieto durante el estudio puede causar una molestia leve y es posible que el gel se sienta frío y húmedo. El tecnólogo empleará todas las medidas posibles para que usted esté cómodo y finalizará el procedimiento cuanto antes para minimizar cualquier incomodidad.

 Bibliografía 

Radiologyinfo: Ultrasonido. (visistado por última vez; 30 de noviembre del 2017). De: https://www.radiologyinfo.org/sp/info.cfm?pg=abdominus

CareFirst: Ultrasonido abdominal. (visitado por última vez:20 de noviembre del 2017). De: https://carefirst.staywellsolutionsonline.com/Spanish/TestsProcedures/92,P09208


¿QUÉ SON LAS VARICES ESOFÁGICAS?

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Las varices esofágicas son venas anormalmente dilatadas que se encuentran en la parte final del esófago, por las que circula parte de la sangre que en condiciones normales debería pasar a través del hígado. Su dilatación es consecuencia de la dificultad que el hígado enfermo ofrece al paso de la sangre. El principal problema de la existencia de las varices esofágicas es el riesgo de rotura, fenómeno que ocurre cuando la presión en el interior de la variz supera la resistencia de su pared.

La hemorragia por rotura de varices esofágicas es habitualmente muy abundante y supone una grave complicación, de tal forma que la posibilidad de morir como consecuencia de la hemorragia es del 20%. Afortunadamente, no todos los pacientes con varices esofágicas sangran. El riesgo de hemorragia por varices es tanto mayor cuanto mayor es su tamaño, más elevada sea la presión de la sangre en el interior y más delgada sea su pared. Asimismo la posibilidad de sangrado es superior en los pacientes con mayor gravedad de la enfermedad hepática.

El desarrollo y crecimiento de las varices esofágicas son progresivos. Así, cerca de la mitad de los pacientes con cirrosis tienen varices en el momento del diagnóstico. Por su parte, el 5% de los pacientes inicialmente sin varices la desarrollarán al cabo de un año. Además, cuando las varices son pequeñas, la posibilidad de que aumenten su tamaño de manera significativa es de un 10% cada año. Por último, aproximadamente un tercio de los pacientes con varices grandes sin tratamiento presentan un episodio de hemorragia al cabo de 2 años. Estos datos indican claramente la importancia de esta complicación y aconsejan un diagnóstico y tratamiento correctos.

Clasificación de Dagradi
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¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCEN LAS VARICES ESOFÁGICAS?

A excepción de la hemorragia, las varices esofágicas no producen síntomas, de tal manera que para conocer su presencia deben buscarse expresamente. La hemorragia por varices es habitualmente muy evidente y se manifiesta por:
Melena
 Con o sin vómitos de sangre reciente o
Vómitos en posos de café
Con frecuencia el paciente presenta síntomas asociados a la pérdida brusca de sangre (mareo, sudoración e incluso pérdida de consciencia). 

¿CÓMO SE DIAGNOSTICAN LAS VARICES ESOFÁGICAS?

Para el diagnóstico de la presencia de varices esofágicas es necesaria la realización de una endoscopia digestiva, que consiste en la introducción de un endoscopio, aparato provisto de un sistema para la visión del interior del aparato digestivo. La endoscopia permite reconocer no sólo la presencia de varices, sino su tamaño y el grosor de su pared. Se recomienda la realización de una endoscopia en el momento del diagnóstico de cirrosis hepática. Si no existen varices en ese momento se debe repetir la exploración a los dos años. Si las varices son pequeñas, debe realizarse una exploración al año para determinar el posible aumento de tamaño. Si las varices son grandes se debe recomendar iniciar tratamiento.

¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO DE LAS VARICES ESOFÁGICAS?

El tratamiento de las varices esofágicas es diferente en cada situación clínica. Se deben diferenciar tres situaciones diferentes.

  • Pacientes con varices esofágicas que no han sangrado nunca. En caso de que en la endoscopia se demuestren varices de gran tamaño se debe iniciar lo antes posible tratamiento, que consiste en la administración de betabloqueantes (propranolol, nadolol). Estos medicamentos actúan a través de una disminución de la presión de las varices y reducen de manera considerable el riesgo de hemorragia y el de fallecimiento. En ocasiones (insuficiencia cardiaca, enfermedad respiratoria grave) estos fármacos están contraindicados o son mal tolerados; en estos casos existe la posibilidad de recurrir al tratamiento mediante ligadura endoscópica. Esta técnica consiste en estrangular las varices mediante unos aros de goma que se insertan en el transcurso de una exploración endoscópica.
  • Hemorragia por varices. La hemorragia por varices es una urgencia médica y su tratamiento debe realizarse de manera precoz y preferentemente en centros con experiencia. En estas circunstancias el tratamiento se debe dirigir tanto al control de la hemorragia, como a la prevención y terapéutica de las complicaciones asociadas.
  • En cuanto al control de la hemorragia, existen básicamente dos alternativas: el tratamiento con medicinas encaminadas a disminuir la presión de las varices (somatostatina, terlipresina, octreótido) y el tratamiento endoscópico mediante ligadura endoscópica (descrita previamente) o escleroterapia endoscópica. Es importante destacar que el control de las complicaciones es una parte esencial del tratamiento de la hemorragia por varices. En ocasiones, y a pesar de un tratamiento correcto, la hemorragia persiste; en estas circunstancias se puede recurrir a los procedimientos de derivación portosistémica, que básicamente consisten en establecer un cortocircuito entre las venas del hígado (vena porta) cuya presión está muy incrementada, y la vena cava.
  • Prevención de nuevos episodios de hemorragia por varices. En pacientes que han sangrado previamente el riesgo de presentar nuevas hemorragias es muy alto (cerca del 70% al año), de tal manera que es esencial establecer un tratamiento encaminado a prevenir este riesgo. Como en el caso de la hemorragia aguda existen dos alternativas de tratamiento: el tratamiento con medicinas y el tratamiento endoscópico.

Bibliografía

R. Bañares y C. Ripoll. Varices esofagicas. (2004). ScieELO, Revista española de enfermedades digestivas vol.96 no.12 Madrid.

Cirrosis

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Proceso crónico y progresivo caracterizado por la fibrosis del parénquima y la producción de nódulos de regeneración que llevan a una distorsión de la arquitectura de la gandula, que se traduce en alteraciones de la circulación arterial y portal e insuficiencia funcional del hepatocito. La cicatrización también deteriora la capacidad del hígado de:

  • controlar las infecciones
  • eliminar las bacterias y las toxinas de la sangre
  • procesar los nutrientes, hormonas y medicamentos
  • fabricar las proteínas que regulan la coagulación sanguínea
  • producir bilis para ayudar a absorber grasas, incluido el colesterol, y vitaminas solubles en grasas
Causas


Causas
Tóxicos
Alcohol, medicamentos, tetracloruro de carbono, dimetilnitrosamina
Hepatitis
Hepatitis B, C, D
Colesteasis crónica
Cirrosis biliar primaria, cirrosis biliar secundaria
Trastornos metabólicos
Hemocromatosis, enfermedad de Wilson, déficit de alfa-1-antitripsina, porfiria cutánea
Autoinmune
Cirrosis biliar primaria, ab LJM y SLA positivos, hepatitis autoinmune
Obstrucción del retorno venosos
Insuficiencia cardiaca, síndrome de Budd Chiari, pericarditis constrictiva, enfermedad ven oclusiva
Criptogenética



Síntomas  

Muchas personas con cirrosis no presentan síntomas en las primeras etapas de la enfermedad. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, la persona puede experimentar los siguientes síntomas:
  • debilidad
  • fatiga
  • pérdida del apetito
  • náuseas
  • vómitos
  • pérdida de peso
  • dolor abdominal
  • ascitis
  • prurito
  • circulación colateral (cabeza de medusa)
  • eritrosis palamar
  • atrofia 



Complicaciones:


     Hipertensión portal
     Encefalopatía hepática
     Insuficiencia hepática
     Hipertnesión portopulmonar
     Ascitis
     Mala absorción de grasias y vitaminas (conlleva a la osteoporosis)
     Trastornos de la coagulación
     Mayor riesgo de infección
     Carcinoma hepato celular



Diagnostico

El diagnóstico de cirrosis generalmente puede sospecharse en gran medida a partir de los síntomas y los resultados de la exploración física, así como de los antecedentes de factores de riesgo de sufrir cirrosis, como el consumo crónico de alcohol. A menudo, durante la exploración física, el médico detecta problemas que normalmente son consecuencia de la cirrosis, como un aumento de tamaño del bazo, hinchazón abdominal (indicador de ascitis), ictericia o una erupción que indica hemorragia cutánea. Los médicos suelen llevar a cabo pruebas para detectar otros trastornos que pueden causar síntomas similares.

     Análisis de sangre, incluyendo pruebas de función hepática (PFH). En ocasiones, biopsia hepática. El diagnóstico de cirrosis generalmente puede sospecharse en gran medida a partir de los síntomas y los resultados de la exploración física, así como de los antecedentes de factores de riesgo de sufrir cirrosis, como el consumo crónico de alcohol. A menudo, durante la exploración física, el médico detecta problemas que normalmente son consecuencia de la cirrosis, como un aumento de tamaño del bazo, hinchazón abdominal (indicador de ascitis), ictericia o una erupción que indica hemorragia cutánea. Los médicos suelen llevar a cabo pruebas para detectar otros trastornos que pueden causar síntomas similares.

     A veces, pruebas de diagnóstico por la imagen. La ecografía o la tomografía computarizada (TC) permiten establecer si el hígado ha perdido tamaño o si presenta una estructura anómala, lo que sugiere cirrosis. La ecografía puede detectar hipertensión portal y ascitis.
     En ocasiones, biopsia hepática

Tratamiento

La cirrosis no tiene cura. El hígado se daña permanentemente y nunca volverá a ser normal. El tratamiento consiste en:

     La corrección o el tratamiento de la causa, como el abuso del alcohol, el consumo de un fármaco o sustancia, la exposición a una toxina, la hemocromatosis o la hepatitis crónica
     El tratamiento de las complicaciones a medida que se desarrollan
     A veces, trasplante de hígado


El mejor enfoque es detener la cirrosis en las fases tempranas mediante la corrección o el tratamiento de la causa. El tratamiento de la causa por lo general evita cualquier daño adicional y en ocasiones mejora el estado general de la persona.

Pronóstico 

Bibliografía
ARGENTE, A. H.; ALVAREZ, E. M. Semiología Médica. Fisiopatología, Semiotecnia y Propedéutica. (2006). Editorial Medica Panamericana. Primera edición. Buenos Aires, Argentina. pp. 742-744; 751-755.

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